Se disfraza de Tlacuache para educación ambiental y rescate de mitos indígenas

ALBERTO CORDOVA, ANTROPOLOGO Y SU PERSONAJE.
Un antropólogo que radica en la selva de la Sierra de Santa Martha, en el sur veracruzano, decidió rescatar las tradiciones orales de los popolucas y desenterrar desde el olvido el mito del Dios Jomxuk, la deidad del maíz.
/ JORGE CÁCERES /
TATAHUICAPAN DE JUÁREZ, VERACRUZ.-
Antes que brotara la pandemia Covid 19 en Veracruz, el promotor cultural, músico y etnoherpetólogo- Alberto Córdova-enseñaba los mitos ancestrales de los indígenas del sur veracruzano a niños de las diversas comunidades rurales mediante un atípico personaje: El Tío Tlacuache.
Alberto Córdova se disfrazó entonces de tlacuache para poder ir a las comunidades indígenas del sur veracruzano y mediante técnicas teatrales impartir pláticas de concientización ambiental y preservación de los mitos antigüos de los primeros habitantes de la selva.
«La Historia del Tío Tlacuache la empiezo a contar luego que cuando vine aquí a Tatahuicapan, en el año 2002, para titularme como antropólogo, conocí a muchos viejos que contaban sus historias y uno de ellos es el mito de Jomxuk», menciona, en entrevista para COSTA VERACRUZ.
«Los mitos son aquellas historias que explican el origen de un pueblo, el origen del mundo; los popolucas tienen el mito del Dios Jomxuk que es el Dios del maíz», añade.
Alberto Córdova decidió adoptar este animal del monte, el tlacuache, ya que tiene un rol dentro la leyenda original. De hecho, al etnoherpetólogo Alberto Córdova le conocen como Chiji por parte de los pobladores de la sierra.
Además, eligió al tlacuache ya que es un animal muy conocido en la selva por su astucia y sobrevivencia. Desafortunadamente, tanto en la ciudad como en algunas zonas rurales es visto como una plaga ya que llega a comerse las gallinas de granjeros. Lo matan indiscriminadamente.
Es un animal bajo amenaza, por eso Alberto Córdova decidió usar al personaje Tío Tlacuache para preservar la biocultura del sur veracruzano: el medio ambiente con las tradiciones orales indígenas.
«La historia de Jomxuk fue cayendo en desuso en los pueblos por la modernidad. Esas historias se me hicieron muy ricas y decidí hacerlas atractivas para los jóvenes y niños, que no se les hiciera aburrido. Por eso a manera teatral, hice este personaje muy singular, simpático, que tiene un rol en el mito, empecé a contar esa historia en el 2008 tanto en diversas ciudades del país como en comunidades rurales», explica.
«Al final de la narración, mostraba a los niños semillas de maíces de diversos colores y les enseñaba cómo sembrar. Fue muy rica esta experiencia, creo que se cumplió el cometido. Se reactivó el mito», agrega.
«Tuve la fortuna de estar en muchas comunidades de esta zona, y del país, y al menos mucha gente conocen la historia gracias al trabajo de esta narración del Tío Tlacuache».
ALBERTO CÓRDOVA.
Desde que brotó la pandemia por el coronavirus, el traje del Tío Tlacuache permanece en un ropero ya que no lo puede utilizar debido a la Sana Distancia y al cierre de planteles escolares.
«Ahora me estoy dedicando como coordinador de proyectos de la reserva ecológica El Timbre, ubicada en Piedra Labrada. En eso estamos enfocados», menciona el antropólogo egresado de la Universidad Veracruzana que también estudia a las diversas serpientes de esta zona.
Su personaje, El Tío Tlacuache, también aparece en cápsulas en el canal YouTube en donde Alberto Córdova, promotor cultural y músico, ofrece sus charlas sobre “Culebreros y medicina tradicional de la Sierra de Santa Martha” así como la presentación del mito Jomxuk.
Cuenta las historias desde su madriguera, como el dice, su casa en la reserva selvática de El Timbre en Piedra Labrada, del municipio de Tatahuicapan.
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